Tres meses, desde mi última entrada,
y casi el mismo tiempo desde que me hicieron la angioplastia. Que qué es eso… pues
para el que no sepa de ese “palabro”, les diré que es lo que vulgarmente la
gente llama “poner muelles en el corazón”, quizás les venga en mente algún
conocido o ascendente familiar que le pusieron alguno de los dichosos
“muelles”. Al parecer, la angioplastia es una alternativa mínimamente invasiva a la cirugía de
revascularización coronaria: vamos que te introducen un catéter por una arteria
hasta llegar al corazón y te colocan un stent en el estrechamiento de la
arteria que pudiera haber ocasionado el infarto o con peligro de ocasionarlo.
Estaba claro que algo tenía, aquello no
era normal, aquello de lo que ya adelanté algo en mi última crónica de aquella
aventura deportiva, tras la “Quixote legend”, pero claro, quién iba a pensar
que en un individuo en el que no predominan los factores de riesgo de
enfermedades coronarias, podía tener una: pues sí, sí que la tengo, y digo que
la tengo, porque el “recauchutado” este que me han hecho, es una reparación al
daño inmediato, pero la causa que lo ha generado sigue ahí.
En el artículo “Inscripción: valor y precio" exponía
algunos motivos que me llevaban a practicar deporte a nivel de competidor
popular: y os decía que eran parte de mi personalidad, y que no creía que fuera
ni mejor ni peor, sino que era una circunstancia más. Pues eso, que cuesta de
asimilar que esa parte de ti la tienes que cambiar, tienes que reacondicionarte
a estas nuevas circunstancias que no casan con tu arraigada personalidad.
Ahora las sensaciones parecidas a cuando
acabas de salir de una lesión y vuelves a la actividad, parece que te vayas a
romper en cualquier momento; pues
imaginaos cuando la lesión la tienes en tan singular sitio.
A lo que iba… ya he vuelto a la
actividad deportiva, con unos kilos más de peso y aquella sensación de
fragilidad; estoy dejando el pulsómetro en casa, no puedo evitar dejar de
mirarlo, es otro lastre más; salgo solo, principalmente con la bici, prefiero
evitar tentaciones. No puedo dejarlo, soy un “yonki” del ácido láctico, espero
que no me “salten los muelles”. Miro con añoranza los resultados en las páginas
de cronometrajes, las próximas carreras y fantaseo con la posibilidad de participar
¡no sé, quizás, ya os contaré!
Ánimo.... Yo he pasado una historia similar y ahora después de muchos años de cero deporte intento iniciarme al nivel que puedo en el trail running... Ya que hay que mover la patata.... Un saludo...
ResponderEliminarMe encuentro a uno, yo con mi atuendo deportivo, y dice: ¡estas fuerte! a mi me pusieron "muelles" y a partir de ahí... me dijeron que como mucho... andar. De esas... mil te puedo contar. Cuando les digo que yo también; es cuando me miran y piensan... !y a mi qué más me da lo que piensen! pero luego cuando llego a una cuesta, sin dejar de pensar en la cara de asombro que puso aquel paisano, dejo de correr y la subo andando: ¡me cago en to!
EliminarGracias, Yebisah Esp_6830.
Yeee. Mucho ánimo y esperoque corras como nunca. Te seguiré y espero ver muchas y buenas crónicas tuyas.
ResponderEliminarTe seguimos desde Motomusic Travel.
Ánimo y a por todas